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Los  sistemas de calefacción conocidos hoy día como de suelo radiante, se remontan al año 1300 antes de Cristo en el Oriente medio.  Este sistema fue desarrollado por los romanos desde el 80 antes de cristo con las aportaciones de Sergius Orata siendo conocidos como “hipocastos o hipocaustus”. En la primera mitad del pasado siglo XlX se utilizaba con frecuencia en viviendas de zonas rurales con el nombre de “gloria”. La técnica empleada consistía en hacer circular por unos canales realizados en el suelo, gases calientes procedentes del proceso de combustión directa de materiales naturales tales como madera, paja, etc.

Evidentemente el sistema ha ido evolucionando, y de forma espectacular durante los últimos 25 años con el nacimiento de los materiales plásticos como las tuberias de polietileno reticulado (PE-XA)  con barrera de antidifusión de oxígeno y los paneles aislantes de poliestireno expandido. Actualmente en la mayor parte del centro y norte de Europa es el el sistema de calefacción más utilizado porque reune las ventajas de confor, ahorro energético y estética. Al  tratarse de un calor “invisible” emitido por una gran superficie trabajando a bajas temperaturas ( la temperatura media supeficial del suelo es de 25 a 28 ºC) permitiendo que el gradiente de temperatura desde el suelo  (22ºC a 5 cm ) hasta la zona de ocupación ( 20ºC a 180 cm) se ajuste perfectamente a las  exigencias de bienestar térmico del cuerpo humano. Todo ello es debido a que la transmisión de calor se realiza fundamentalmente por radiación (70 al 75%) con lo que tenemos una distribución homogenea de tempertaura, movimientos de aire convectivos muy bajos (0,05 m/s) y nula estratificación del aire. Dicho fenómeno permite reducir las pérdidas de calor por el techo, minimizar el movimiento de polvo y mantener un grado hogrométrico interior mas elevado, generando un entorno más higiénico y saludable. 

Los suelos radiantes son ideales parar trabajar con generadores del tipo bomba de calor geotérmicos o aerotérmicos porque permiten además la refrigeración en verano, al utilizar los mismos materiales necesarios para la calefacción.